lunes, 3 de mayo de 2010

Duelo Criollo

Para ingresar en este tema que ha sido abordado recientemente en nuestro programa, haremos una pequeña introducción:
Un duelo es un tipo formal de combate, como se ha practicado desde el siglo XV hasta el XX en las sociedades occidentales. Puede ser definido como un combate consensuado entre dos caballeros, que utilizan armas mortales de acuerdo con reglas explícitas o implícitas que se respetan por el honor de los contendientes, acompañados por padrinos, quienes pueden a su vez luchar o no entre sí. En general, y especialmente en las últimas décadas, un duelo es considerado un acto ilegal en la mayoría de los países. El término «duelo» para referirse a este tipo de contiendas se remonta al siglo XV en Europa. La palabra deriva del latín duellum, que en latín clásico se escribía bellum, con el significado de 'guerra'. La etimología popular lo asoció a duo ('dos'), resaltando la acepción de «combate uno a uno».

Indica la bibliografía respecto del DUELO CRIOLLO
A diferencia de los duelos entre aristócratas, que se efectuaban a la manera de sus contrapartes europeas, el duelo gaucho o duelo criollo fue una tradición legendaria, castigada casi desde sus orígenes por los patrones de estancia y las clases dirigentes con penas de azote y de reclusión.

Para nosotros, un famoso duelo:
PELEA ENTRE MARTIN FIERRO Y EL MORENO
De carta de más me vía
Sin saber a donde dirme;
Mas dijeron que era vago
Y entraron a perseguirme.

Nunca se achican los males,
Van poco a poco creciendo,
Y ansina me vide pronto
Obligado a andar juyendo.

No tenía mujer ni rancho
Y a más, era resertor;
No tenía una prenda güena
Ni un peso en el tirador

A mis hijos infelices
Pensé volverlos a hallar,
Y andaba de un lao al otro
Sin tener ni qué pitar.

Supe una vez por desgracia
Que había un baile por allí,
Y medio desesperao
A ver la milonga fui.

Riunidos al pericón
Tantos amigos hallé,
Que alegre de verme entre ellos
Esa noche me apedé.

Como nunca, en la ocasión
Por peliar me dio la tranca.
Y la emprendí con un negro
Que trujo una negra en ancas.

Al ver llegar la morena,
Que no hacía caso de naides,
Le dije con la mamúa:
Va...ca...yendo gente al baile.

La negra entendió la cosa
Y no tardó en contestarme,
Mirándome como a un perro:
Más vaca será su madre.

Y dentró al baile muy tiesa
Con más cola que una zorra,
Haciendo blanquiar los dientes
Lo mesmo que mazamorra.

!Negra linda!... dije yo.
Me gusta... pa la carona;
Y me puse a champurriar
Esta coplita fregona:

A los blancos hizo Dios,
A los mulatos San Pedro,
A los negros hizo el diablo
Para tizón del infierno.

Había estao juntando rabia
El moreno dende ajuera;
En lo escuro le brillaban
Los ojos como linterna.

Lo conocí retobao,
Me acerqué y le dije presto:
Po...r...rudo que un hombre sea
Nunca se enoja por esto.

Corcovió el de los tamangos
Y creyéndose muy fijo:
¡Más porrudo serás vos,
Gaucho rotoso!, me dijo.

Y ya se me vino al humo
Como a buscarme la hebra,
Y un golpe le acomodé
Con el porrón de ginebra.

Ahi nomás pegó el de hollín
Mas gruñidos que un chanchito,
Y pelando el envenao
Me atropelló dando gritos.

Pegué un brinco y abrí cancha
Diciéndoles: Caballeros,
Dejen venir ese toro.
Solo nací... solo muero.

El negro, después del golpe,
Se había el poncho refalao
Y dijo: Vas a saber
Si es solo o acompañado.

Y mientras se arremangó,
Yo me saqué las espuelas,
Pues malicié que aquel tío
No era de arriar con las riendas.

No hay cosa como el peligro
Pa refrescar un mamao;
Hasta la vista se aclara
Por mucho que haiga chupao.

El negro me atropelló
Como a quererme comer;
Me hizo dos tiros seguidos
Y los dos le abarajé.

Yo tenía un facón con S,
Que era de lima de acero;
Le hice un tiro, lo quitó
Y vino ciego el moreno;

Y en el medio de las aspas
Un planazo le asenté,
Que lo largué culebriando
Lo mesmo que buscapié.

Le coloriaron las motas
Con la sangre de la herida,
Y volvió a venir jurioso
Como una tigra parida.

Y ya me hizo relumbrar
Por los ojos el cuchillo,
Alcanzando con la punta
A cortarme en un carrillo.

Me hirvió la sangre en las venas
Y me le afirmé al moreno,
Dándole de punta y hacha
Pa dejar un diablo menos.

Por fin en una topada
En el cuchillo lo alcé,
Y como un saco de güesos
Contra un cerco lo largué.

Tiró unas cuantas patadas
Y ya cantó pal carnero:
Nunca me puedo olvidar
De la agonía de aquel negro.

En esto la negra vino
Con los ojos como ají
Y empezó la pobre allí
A bramar como una loba.
Yo quise darle una soba
A ver si la hacía callar,
Mas pude reflesionar
Que era malo en aquel punto,
Y por respeto al dijunto
No la quise castigar.

Limpié el facón en los pastos,
Desaté mi redomón,
Monté despacio y salí
Al tranco pa el cañadón.

Después supe que al finao
Ni siquiera lo velaron,
Y retobao en un cuero,
Sin rezarle lo enterraron.

Y dicen que dende entonces,
Cuando es la noche serena
Suele verse una luz mala
Como de alma que anda en pena.

Yo tengo intención a veces,
para que no pene tanto,
De sacar de allí los güesos
Y echarlos al camposanto.

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